Edipo Rey: Un complejo de poder


 
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En 1899, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, propuso por primera vez una nueva teoría para explicar los sentimientos de deseo. Esta teoría estaría inspirada en la obra del poeta trágico, Sófocles, llamada Edipo Rey. Sin embargo, el filósofo francés, Michel Foucault, sugirió en 1973 una nueva manera de interpretar la obra del poeta griego. La postura de Foucault apunta a que, si bien es cierto, existe un complejo en los hombres que Sófocles retrata perfectamente en su obra, éste no se refiere al placer, sino al poder. 

Como historiador, Foucault realizó un amplio estudio sobre los métodos de investigación, por lo que al leer Edipo Rey quedó fascinado con el sistema judicial que se presenta en la Grecia Arcaica. En ese momento, la única forma de llegar a la verdad era por medio de la investigación profética (o de mitades), en la que la verdad se encuentra dividida y sólo uniendo las partes se descubre. 

Ejemplo de esto, son el esclavo enviado por Layo para desaparecer a Edipo y los campesinos que más tarde entregarían el niño a Pólibo; ambos personajes conocen una parte de la historia pero, ningún la verdad absoluta, por lo que Edipo debe llamar a ambos para conocer su testimonio y unir las partes que lo conduzcan a la verdad. De esta manera, el francés, demuestra que Edipo no es un personaje miserable e ingenuo, como otros pudieran afirmar, sino por el contrario, se trata de un hombre ambicioso, en busca del poder. 

En todo momento, Edipo desea conocer la verdad, pero no sólo para bien del pueblo; la razón por la que decide salvar a Tebas de la esfinge, además de liberar la ciudad, es porque después de abandonar Corinto, y con ello su corona, Edipo se ve necesitado de poder. Ya no sólo se trata de un héroe que ha superado varias pruebas para alcanzar la gloria, sino también un tirano, que al encontrarse en la cúspide se cree dueño de todo. 

No obstante, es indispensable observar que, el tirano no es únicamente dueño de poder, sino además dueño de conocimiento, uno que, al ser tan excesivo, ciega por completo. Ésto último, nos lleva a pensar en una paradoja, la del tirano siendo capaz de entender todas las cosas pero no de mirarlas, y el ignorante que logra observar cada una de ellas pero es incapaz de comprenderlas. 

Tal parece entonces que, en la abundancia poder, el conocimiento prescinde de la ignorancia para conducirse hacia la verdad, pues de otra manera queda abandonado en la obscuridad, obscuridad reflejada en el caos y la miseria que el pueblo ha de pagar cuando sus gobernadores son incompetentes para ver la realidad. Freud apunta una verdad inobjetable del placer pero, el planteamiento de Foucault puede no sólo revelar un complejo del hombre, sino su misma naturaleza, en la que la búsqueda del saber, sea éste cualquiera, no principia en un deseo único de conocer, sino también en el profundo inconsciente de dominar, al final, ¿qué es el  conocimiento sino el camino hacia el poder? 

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