Schrödinger: Una caja para los problemas.


Foto: Vía internet

En 1935, el físico Erwin Schrödinger llevó a acabo uno de los experimentos más reconocidos hasta nuestros días. Aunque existen muchas versiones de él, en esencia siempre es el mismo; un gato depositado en una caja cerrada junto a una amenaza inminente (veneno, pólvora, o una granada), con un cincuenta por ciento de probabilidad de matarlo. La interpretación científica de dicha operación, resulta en un multiverso donde, el gato se encuentra vivo y muerto al mismo tiempo, y no es hasta que se observa el interior de la caja como se fuerza a la naturaleza a decidirse por un reultado. 

Desde el punto de vista estadístico, se logra establecer que la probabilidad de que algo ocurra o no, es siempre la mitad. Sin embargo, la interpretación que para el caso nos interesa, es la de Copenhague, realizada por el premio Nobel de Física, Niels Bohr. En ella, se explica que en el momento en que se abre la caja, la simple y sencilla acción de observar, modifica el estado del sistema. Lo mismo ocurre con la realidad social. En tanto no veamos el problema, éste no es completamente cierto, sino hasta el momento en que lo observamos, o mejor (peor) aún, en el momento en que lo padecemos. 

La pobreza, la guerra, la hambruna, y el calentamiento global, son problemas que han existido desde tiempo atrás, y sin embargo las hemos olvidado en una caja de Schrödinger, donde creemos no existen en su totalidad, y nos negamos a mirar el resultado. Sin embargo, algo más ocurre cuando la abrimos; ser conscientes del problema nos obliga a responder, entonces nuestra solución se convierte en el veneno que esperamos ponga fin a nuestro conflicto. 

Ponemos a una mujer con una Constitución en la caja y pensamos hemos resuelto la desigualdad; colocamos a un niño con discapacidad en la misma aula que los demás y créamos la discriminación se ha ido; mandamos profesores a comunidades indígenas y soñamos con que la ignorancia se ha extinguido. Por supuesto, nada de eso es verdad; la desigualdad se fortalece, la discriminación persiste en todos los sectores de la sociedad, y se siguen otorgando derechos a los indígenas sin que éstos los sepan. 

Por tanto, es necesario que abramos la caja, que obliguemos al estado a modificarse. El Gato de Schrödinger no sólo es un experimento para hablar de física y cuántica, sino también una metáfora de cómo se han enfrentado los problemas sociales de la actualidad. Nos hemos sumergido a tal punto en una realidad abstracta, producto del Derecho y de la política, que nos es más fácil creer en las palabras que en nuestros propios sentidos. Nos hemos procurado un mundo de leyes tan románticas que, nos hemos olvidado incluso de aplicarlas. Reformas al orden jurídico que concebimos como reformas al mundo cuando en realidad, la verdad siempre tan ridícula, es que no ha cambiado nada. 

Hacer una declaración de Derecho Humanos es tan útil como las embarcaciones atascadas de inmigrantes que cruzan el mediterraneo; darle voz a las mujeres es tan eficaz como la difusión de una noticia de feminicidio. Hemos llenado la "caja" de tantas verdades sin entender que adentro sólo existe una mitad de ellas, y en algún momento habrá que abrirla, para forzarnos a que el cambio ocurra. Schrödinger, aún con un experimento debatible, nos ha regalado una certeza: no basta con el pensamiento, no basta con el azar. Pero nos falta una última cuestión; ¿qué pasa si nosotros estamos dentro de la caja? 

Entonces no necesitaríamos abrirla, porque ya nos encontramos en ella. Tal vez en el momento en que descubramos que el lugar donde hemos depositado nuestras esperanzas es el mismo donde nos encontramos nos hallaremos ante una paradoja, y tal vez entonces podamos admitir que la única solución somos nosotros. Las leyes, las tecnologías, las voces de lucha, las hemos inventado nosotros, por lo que nada nos impediría utilizarlas. 

La caja de Schrödinger es por tanto, un enorme y magnífico experimento con tantas cuestiones y teorías que no se limitan a las ciencias exactas. Basta con poner en el lugar del gato, en el lugar de la amenaza, a un individuo, a una problemática social. Para la física cuántica, existe un universo paralelo en que le hemos solucionado todas las amenazas a las que nos enfrentamos; en la estadística, tenemos un cincuenta por ciento de probabilidad de lograrlo; en el pensamiento de Bohr, debemos abrir la caja para forzar, forzarnos a tomar una decisión.  

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